La retórica anti-inmigrante

Cuando el expresidente Donald Trump lanzó su campaña para las elecciones del 2016, una de las premisas más importantes de su identidad política estaba fuertemente relacionada con el ideal de reducir los niveles de la inmigración en los Estados Unidos, argumentando que la presencia de extranjeros era algo negativo para la población estadounidense en general, especialmente para los trabajadores locales.

El expresidente Trump siempre utilizó la narrativa anti-inmigrante para impulsar su campaña política y llegar a la Casa Blanca con la firme intención de “proteger a los Estados Unidos” del flujo masivo de inmigrantes. En la visión de la administración previa, la mayoría de los extranjeros eran “personas malas” que usualmente traen hábitos negativos y son básicamente una amenaza para los ciudadanos estadounidense. Naturalmente, estas conjeturas llevaron a una división social gigantesca e indudablemente aumentaron la discriminación racial y la brecha entre la población local y las comunidades de inmigrantes.

No obstante, por muy convincente que pudiese sonar esta retórica, es un hecho que ciertas opiniones con respecto a la inmigración pocas veces eran comprobables o no provenían de fuentes fidedignas. De hecho, la realidad es prácticamente opuesta ya que una vasta cantidad de estudios e investigaciones revelan que la presencia de los inmigrantes es absolutamente esencial para la economía de los Estados Unidos, no aumenta la tasa de crimen y no les quita oportunidades a los trabajadores locales.

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¿Cuál es el papel real de la inmigración sobre la economía?

El Censo Nacional más reciente, el cual es llevado a cabo cada 10 años, reveló que el crecimiento demográfico de los Estados Unidos disminuyó considerablemente entre el 2010 y el 2020. De hecho, fue la cifra más baja en 8 décadas (7.4%).

A estas alturas en la historia, tener un crecimiento demográfico constante y estable es una prioridad para el país, especialmente porque para finales de esta década, uno en cada cinco estadounidenses estará en edad de jubilación y, ¿quiénes son el sostén y el soporte de la población en edad de jubilación? La población en edad de trabajar.

Por lo tanto, con un crecimiento demográfico bajo, en pocos años ya no habrá suficientes trabajadores disponibles para reemplazar a los ciudadanos retirados ni para mantener la economía a flote. ¿Cuál es la alternativa más viable y efectiva? Sin ninguna duda, la inmigración.

De acuerdo con una investigación conducida en el 2019, el 42% del crecimiento demográfico neto en los Estados Unidos entre el 2009 y el 2019 proviene de los inmigrantes. Añadiendo a eso, en el mismo periodo, hubo un crecimiento del 54% en la mano de obra local también gracias a los inmigrantes. Contrariamente, el crecimiento de la población nativa estadounidense disminuyó considerablemente.

A la luz de estos hechos irrefutables, reducir los niveles de la inmigración sería un retroceso gigantesco para los Estados Unidos, especialmente ahora que el país está intentando recuperarse de la crisis económica nacional traída por la pandemia global de Coronavirus.

De hecho, de acuerdo con un reporte reciente de Hiplatina, las narrativas anti-inmigrantes solamente están empeorando la situación actual y retrasando la habilidad de país de superar la coyuntura actual, o al menos atravesarla suavemente. El reporte concluye que “El miedo a los inmigrantes solo seguirá perjudicando a Estados Unidos en casi todos los aspectos económicos importantes. Si queremos que nuestro país prospere, debemos adoptar políticas de inmigración amplias e inteligentes”.

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